Hoy en día están de moda las cocinas abiertas, es decir, cocinas donde no tienes una habitación exclusiva donde cocinar sino que se comparte espacio con otras zonas, habitualmente el salón. Sin embargo, separar ambos ambientes es algo imprescindible para evitar que todo pueda verse mezclado y como anexo de la cocina.
Separar la cocina del salón
Por norma general, lo más cerca que ha de estar de la cocina es la mesa del comedor que puede ser grande o pequeña según el espacio que se tenga. También se llevan las cocinas con isletas, es decir, una encimera más grande donde poder comer a través de taburetes o sillas sin necesidad de ocupar la mesa del comedor (útil cuando sólo comen una o dos personas y no quieres manchar mucho).
En general, es la mesa, o la isla, a veces las dos cosas, la que hacen la separación de un espacio y otra diferenciando ambas zonas. De esa forma, colocar una mesa rectangular, por ejemplo, ya te sirve de muro entre lo que sería el salón y la cocina, siempre manteniendo una tonalidad y diseño parecido, pero no igual al salón (por ejemplo, podrías colocar las puertas de la cocina en negro y poner una mesa en ese mismo color pero, el sofá o sillones, que vayan en otro color para que la tonalidad ya diferencia los espacios (sin que llegue a resaltar demasiado)).
Otra opción que puedes probar son los paneles acristalados que separen la cocina del salón. De esa manera puedes ver, y los demás te verán, haya isla o mesa, y al mismo tiempo estarás quitando el peligro de que los niños quieran estar en medio y se puedan hacer daño.
Como ves, hay muchas opciones de separar la cocina del salón. Lo único que necesitas es conocer cuál es el espacio exacto de que dispones y ver lo que puedes hacer con el mismo para tampoco perderlo sin utilizar, sobre todo si el salón y la cocina son pequeños.